El término Dieta Mediterránea se refiere a los patrones dietéticos tradicionales (usados hace mas de 60 años) que se consumían en los países de la cuenca mediterránea.
El consumo de esta dieta ha sido asociado con una menor incidencia y mortalidad por enfermedad cardiovascular, ciertos tipos de cáncer, enfermedades neurodegenerativas, así como con una mayor longevidad.
Una pieza clave que ha proporcionado evidencia de los beneficios de la dieta mediterránea tradicional en la protección frente a la enfermedad cardiovascular proviene de los resultados del Estudio PREDIMED (Estruch R, et al. NEJM, 2013). Observamos una reducción de la enfermedad cardiovascular (definida como un agregado de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y muerte por causa cardiovascular) tras 4.8 años (como promedio) de seguir una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva extra-virgen o con frutos secos. En el Estudio PREDIMED se utilizó una escala de 14 puntos para medir la adherencia a la Dieta Mediterránea.
Hay muchos tipos de Dieta Mediterránea. En todos ellos, sin embargo pueden identificarse como componente comunes:
- Un alto consumo de cereales, vegetales, frutas, frutos secos, especias y legumbres.
- Aceite de oliva como fuente principal de grasa (en sustitución de otras grasas).
- Moderado consumo de pescado, aves, huevos, y leche y derivados (principalmente en forma de queso o yogurt).
- Bajo consumo de carnes, carnes procesadas y dulces.
- Habitos asociados son una actividad física regular y un consumo moderado de vino